John Maynard Keynes falleció en 1946. Sus ideas murieron antes, en 1936 con la publicación de su obra “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”. En realidad, la muerte de sus ideas venían precedidas de una larga enfermedad, pero lo realmente importante no es el pasado, sino lo que aconteció en el futuro mirado desde la perspectiva de 1936.
Las ideas de Keynes son las que han proporcionado la base teórica necesaria para las políticas económicas de los últimos 70 años. En épocas de caos, suelen emerger figuras políticas y figuras teóricas. Entre los políticos, los vencedores fueron Franklin Delano Roosevelt, Wiston Churchill y Josif Stalin. Entre los teóricos, Keynes acaparó prácticamente todo el protagonismo.
Hoy vivimos una época que recuerda el periodo 1929-1945. Desconocemos la magnitud de la actual crisis económica. Probablemente la inmensa mayoría de las predicciones son demasiado optimistas, pero incluso así, al menos parece existir un consenso de que vivimos la peor recesión de los últimos 70 años.
En este escenario políticos y teóricos luchan por ser los modernos Roosevelt, Churchill, Stalin, Keynes. Barack Obama es del FDR -Franklin Delano Roosevelt- del siglo XXI, poca duda cabe. Nicolas Sarkozy aspira a ser el nuevo Churchill. Stalin ni está ni se le espera, pero Hu Jintao desde otra ideología ocupa su lugar.
Aspirantes a Keynes hay literalmente miles. Probablemente Paul Krugman y Nourel Roubini son los candidatos que han alcanzado mayor notoriedad, el neoyorquino apoyado en su reciente premio Nobel, el turco-americano apoyado por algunas de sus atinadas predicciones.
Volveremos a Keynes -muchas veces-, a Obama, a Hu, a Sarkozy -quizá no-, a Krugman. No obstante, no quería cerrar este primer artículo sin una declaración de principios: todos están equivocados.
0 comments:
Post a Comment